Desde que nacemos comenzamos a expresar nuestras necesidades, y mostramos nuestras emociones. Así, un bebe cuando tiene hambre, llora, o cuando una cara le resulta graciosa se ríe...
Por: Laura Pérez García.
Revista Ávila en Salud.
Son muchas las personas que se preguntan que es la
inteligencia emocional, o que simplemente si tiene tanta importancia el control
de nuestros sentimientos. A menudo oímos comentarios como:"son nuevas
modas, antiguamente no se hacían estas bobadas". Y yo me pregunto "¿podríamos
tener un mundo en el que no controláramos nuestros sentimientos y nos
moviéramos sólo por impulsos?"
Podríamos definirlo de múltiples formas pero para mí es algo
tan sencillo como saber llevar todas nuestras emociones y sentimientos en las diferentes
situaciones que nos brinda la vida. Es saber expresarnos de una manera
satisfactoria, sin miedo y pudiendo asimilarlo
de los demás, aportando así un equilibrio a
nivel mental.
Desde que nacemos comenzamos a expresar nuestras necesidades,y
mostramos nuestras emociones. Así, un bebe cuando tiene hambre, llora, o cuando
una cara le resulta graciosa se ríe. Y según vamos creciendo esos sentimientos van aflorando y tomando
protagonismo en nuestra propia persona. Van formando nuestro carácter y personalidad yes ahí
cuando ya vemos que no son tan insignificantes y que quizás tienen algo más.
Hay muchas personas a las cuales les resulta muy difícil
expresar sus sentimientos, lo cual repercute en su vida social. O personas a
las que les resulta muy difícil ponerse en el lugar del otro. Y es que para
tener empatía tienes que aprender a llevar las riendas de tus propias sensaciones.
Si logramos crear una estructura equilibrada de nuestras emociones
conseguiremos ser más prudentes, felices y menos impulsivos e irritables.
Así pues, donde tenemos que comenzar a trabajarlo es en la
etapa infantil. Y es ahí cuando puedo mostrar mi propia experiencia, como
maestra de un aula con niños de tan solo 2 años.
En el aula, el trabajo de los sentimientos
adquiere un gran protagonismo desde el primer día. Planifico diferentes
actividades, ya sean motoras, de psicomotricidad fina, de habla inglesa... pero cuyo objetivo es el mismo, naturalizar la
expresión, canalizarlo y aprender a controlarlo.
Pero sin duda con lo que más disfrutan, y ahí me incluyo yo también,
es con los cuentos.Tenemos una gran
variedad de ellos,en los cuales se trabajan todos estos aspectos. Os cito tres
de mis favoritos: "Adivina cuanto te quiero" de Sam McBratney, "El monstruo de los
colores" de Anna Llenas Serra y "Vaya
rabieta" de MirelleD'Allance. Nos
enseñan de la manera más divertidas e ilustrativa de los sentimientos opuestos,
el gran enfado y su rabieta, o la belleza y sensibilidad ante el amor
verdadero.
Pero también he de
mencionar la manera más natural, que no sencilla, de trabajarlo, y es en
nuestro día a día. Cada mañana surgen diferentes situaciones en las cuales
tenemos que aprendercompartir, a recibir un abrazo... y es que es en ese mismo
instante cuando hay que tratarlo. No vale decir que ya lo hablareis después,
no. Hay que hacerlo en el momento pues es cuando lo sentimos realmente. Os pongo
un ejemplo.
- Hace unos días dos de mis niños, amigos inseparables,
estaban jugando con unos coches.Todos podíamos oír las risas de felicidad, fiel
reflejo del buen rato que estaban pasando. Sin pensarlo les hice ver a los demás
lo felices que estaban y lo bonito que es compartir y quererse. Al momento todos
sonrieron y comenzaron a jugar juntos. Sin embargo la alegría nos duro poco pues
surgió una disputa entre otros dos amiguitos, por el mismo juguete. Al momento les
llame, dejamos todo lo que estábamos haciendo y nos sentamos en corro. Expliqué
que íbamos a jugar al juego de "la caja de los abrazos".Todos
expresaron alegría menos los dos niños enfrentados, a los cuales animé para que
salieran como protagonistas. Les tocaba abrir "la caja", en la cual "simbólicamente"
hay cantidad de abrazos de diferentes maneras, para diferentes personas,
acompañados de música, de canciones.... Cada uno saco un abrazo y se lo tuvo
que dar al otro. Es curioso pues al instante ya estaban sonriéndose .Todos comentamos
lo bonito que es quererse y lo triste que es pelearse.
Es un ejemplo de muchos juegos en los cuales cobra protagonismo una conducta y
sentimientos positivos, y pierde atención lo negativo. Eso sí, siempre debemos
terminar explicando la parte positiva que hemos trabajo y lo negativa que hemos
dejado atrás.
Y por supuesto cabe decir que todo esto proceso va unido al
nuestro. Pues cuando estamos con niños
pasamos a ser su ejemplo y por consiguiente su espejo. Debemos actuar de manera
similar, completando este proceso. De lo contrario nada de lo que hagamos
servirá de nada.
Y es que la inteligencia emocional hay que trabajarla pues no
tiene una serie de pasos establecidos que una vez que los cumples te hacen
merecedor de ello.Es una suma total de cuanto hacemos. Como seres emocionales
que somos, tenemos que tomar las riendas.
Y termino ya remarcando la importancia de la risa en
nuestras vidas. La risa nos regala un entorno afectuoso, lleno de armonía y paz
para poder expresarnos y escuchar. Quedémonos siempre con todo lo positivo que
nos proporciona la vida y tomemos aquello que nos hace entristecer para
hacernos más fuertes y crecer como personas y seres sociales.
La autora de este artículo es Laura Pérez García, Maestra Ciclo de Educación Infantil. Actualmente ejerce como maestra en el colegio Santisimo Rosario en Ávila, España.
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