…y
pasado el invierno, llega la primavera.
HABLEMOS
DE LA ASTENIA PRIMAVERAL
Por: Javier Favá García
En primer lugar, deberíamos
definir la astenia como una sensación
de fatiga y falta de vitalidad generalizada, tanto física como
psicológica, acompañada de una pérdida de motivación y de interés por el
entorno. Todo ello redunda
en la reducción
de la capacidad para trabajar e incluso realizar las tareas más sencillas de la
vida cotidiana de las personas afectadas. La astenia puede
estar presente de forma constante, sin que haya sido
necesario realizar previamente una actividad física o intelectual intensa.
Las causas
de la astenia son muy diversas, pudiendo aparecer en situaciones de estrés,
ansiedad o depresión, pero también puede tener su origen en una enfermedad
orgánica (alteraciones cardíacas, pulmonares, infecciones...).
La astenia
primaveral es un trastorno que afecta al 5% de la población, especialmente
entre los 20 y los 50 años, afectando más a las mujeres que a los hombres,
normalmente durante los meses de marzo, abril y mayo.
Las causas
de este fenómeno no se conocen con exactitud. Dado que muchos de los mecanismos
fisiológicos de nuestro cuerpo están claramente relacionados con las horas de
luz y oscuridad, la astenia primaveral podría ser una manifestación normal del
proceso de adaptación del cuerpo a las nuevas condiciones de luminosidad.
Desde un punto de
vista fisiológico, este cuadro vendría motivado por una disminución de las
hormonas encargadas de la regulación de nuestro bienestar (beta-endorfinas,
serotonina y feniletilaminas), que al alterarse producirían una sensación de
decaimiento y agotamiento.
Los síntomas que caracterizan
la astenia primaveral son:
- sensación de fatiga generalizada.
- tristeza inexplicable.
- irritabilidad.
- somnolencia diurna, con sensación de no
haber tenido un sueño reparador.
- dificultad de concentración.
- dolor de cabeza.
- falta de apetito.
- disminución de la libido.
- cierta pérdida de memoria.
- tensión
arterial baja.
A la hora
de abordar el tratamiento de toda esta sintomatología, cabe reseñar que no hay
evidencias científicas que nos permitan sugerir que exista un tratamiento
farmacológico específico para este cuadro. Por tanto, la principal clave para
combatir y prevenir la astenia primaveral no serían los tratamientos
farmacológicos, sino el mantenimiento de unos hábitos de vida saludables.
Afortunadamente,
los síntomas descritos, aunque interfieren en el día a día, no impiden el cumplimiento
de las obligaciones diarias. Cabe reseñar que la duración de los síntomas es
relativamente breve, produciéndose una remisión espontánea al cabo de unas dos
o tres semanas, tiempo necesario para que la actividad fisiológica de nuestro
cuerpo se adapte al nuevo cambio climático y horario.
Por tanto,
ante la llegada de la primavera, deberíamos adoptar las siguientes medidas
higiénico-dietéticas con el objetivo de reducir la incidencia y la intensidad
de la astenia primaveral:
- mantener un horario regular de comidas.
- respetar las ocho horas de sueño, tratando
de acostarse y levantarse a las mismas horas.
- tratar de hacer cinco comidas al día.
- evitar el consumo de sustancias tóxicas,
como el tabaco, y de bebidas excitantes con cafeína.
- beber al menos 1’5 litros de agua al día.
- elegir una dieta variada y equilibrada rica
en vegetales y fruta, para un mayor aporte de vitaminas y minerales.
- aunque el cansancio haga que nos apetezca
menos, debemos forzarnos a realizar una actividad física moderada,
preferiblemente al aire libre.
- cenar al menos 2 horas antes de acostarte
para tener un sueño de mayor calidad, no interferido por la digestión.
Conclusión:
En
primavera, una de cada diez personas que acuden a la consulta del médico de
cabecera lo hace por cuadros de astenia. Una vez descartadas las causas
orgánicas (con sintomatología más aguda e intensa), muchos de los casos son
etiquetados de astenia primaveral. Aunque la sintomatología es muy florida,
afortunadamente no se trata de un proceso grave, cuya resolución es espontánea
al cabo de dos o tres semanas.
Al hablar
de la astenia primaveral debemos hacerlo en términos de normalidad, pues se
trata de una adaptación del cuerpo a una nueva situación ambiental haciendo
que, desde un punto de vista estrictamente médico, la astenia primaveral no sea
considerada como una enfermedad propiamente dicha.
Respecto
al uso de fármacos en su tratamiento, aún no se ha demostrado la existencia
de un medicamento que sea verdaderamente eficaz. Del mismo modo, se
desaconseja el uso de los mismos puesto
que los aportes vitamínicos y minerales que pueda requerir el cuerpo podemos
obtenerlos de la propia ingesta de líquidos y alimentos.
Artículo publicado en la Revista Ávila en Salud © Edita: Servicios de Atención Médica Integral XXI, SL (SAMI XXI). Director: Dr. Omar G. Guillermo H. / Depósito Legal: AV 130-2014 / ISSN 2386-8813 / copyright. http://revista-avila-en-salud.blogspot.com.es/, www.RevistaAvilaenSalud.com
Al autor de este artículo Dr. Javier Favá García, actualmente ejerce de médico en España.
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