Aunque la Proteína C Reactiva, por su propia falta de especificidad, no puede ser considerada como una prueba diagnóstica, sí presenta una valiosa utilidad.
El médico debe ser plenamente consciente de que esta determinación analítica no debe, en modo alguno, sustituir a una correcta exploración física (dado que su aumento en sangre puede preceder a la fiebre, el dolor u otros síntomas) ni a una adecuada historia clínica.
LA PROTEÍNA C REACTIVA: UN PARÁMETRO ANALÍTICO MUY ÚTIL EN LA PRÁCTICA CLÍNICA.
Por: Alberto García Cabello
Revista Ávila en Salud
Introducción:
Los
reactantes de fase aguda son marcadores sistémicos de procesos inflamatorios o
necróticos. Su interés radica en que pueden ser medidos y cuantificados y, por
lo tanto, su determinación analítica está al alcance del clínico.
Los más
comunes son proteínas de la coagulación – como el fibrinógeno-, proteínas
transportadoras – transferrina, ceruloplasmina-, complemento – C3, C4-,
proteínas diversas – proteína A del amiloide, PCR-. Las más habituales en
solicitarse desde Atención Primaria son la VSG o Velocidad de Sedimentación
Globular, el Fibrinógeno y la PCR o
Proteína C Reactiva.
La PCR es
una proteína plasmática perteneciente al
grupo de moléculas mencionado anteriormente (de hecho, fue la primera en
describirse).
En 1930,
WillianTillet y Thomas Francis, médicos estadounidenses, descubrieron una
sustancia nueva en la sangre de pacientes afectos de procesos inflamatorios
agudos. Este elemento era capaz de reaccionar con el Polisacarido C del StreptococcusPneumoniae; de esta
capacidad derivó su nombre: proteína C Reactiva.
Descripción:
El
gen codificador de la Proteína C Reactiva se halla en el brazo largo del
cromosoma 1 (1q21-q23).
Ésta es una
globulina, miembro de una familia de proteínas cíclicas pentaméricas,
denominadas pentraxinas. Poseen una configuración en forma de disco anular con
cinco lados, y tiene 10 subunidades, de modo que se forman dos discos. Su masa
molecular es de 251060 Da.
La
proteína tiene similitud con los anticuerpos y realiza tareas asociadas a la
defensa del organismo: su papel consiste en enlazarse a la fosfocolina,
mediante una unión dependiente de calcio, que expresan las células en proceso
de apoptosis o los microorganismos y a otros ligandos, tanto propios –
fosfolípidos, ribonucleoproteínas, lipoproteínas modificadas- como ajenos –
glucanos, componentes capsulares de bacterias, hongos y parásitos-. Esta unión activa al Sistema
del Complemento y a los macrófagos encargados de la fagocitosis.
Durante el transcurso de un proceso
inflamatorio o de necrosis, los macrófagos, las células del endotelio y los
linfocitos T sintetizan citoquinas –IL-6, IL-1 y TNF-,
las cuales estimulan a los hepatocitos y a los adipocitos para que produzcan
reactantes de fase a aguda.
Fisiología:
En aquellos
pacientes afectos de infecciones o daño tisular de etiología inflamatoria o
necrótica, las concentraciones plasmáticas de Proteína C Reactiva comienzan a
elevarse alrededor de las 6 horas de producirse el estímulo patológico. Los
niveles máximos en sangre se alcanzan una vez transcurridas las 48 horas.
La vida
media de esta globulina es de unas 20 horas. Pero la concentración es constante
mientras persista la causa. Una vez cesa el estímulo que originó su síntesis,
los niveles disminuyen hasta alcanzar su concentración basal. De hecho, los
niveles de PCR reflejan los cambios en la actividad inflamatoria de un modo más
rápido que la Velocidad de Sedimentación Globular.
La Proteína
C Reactiva tiende a incrementar sus valores con el envejecimiento fisiológico,
posiblemente debido a la existencia de procesos inflamatorios subclínicos.
También se ha descrito que los anticonceptivos hormonales y la terapia hormonal
sustitutiva postmenopáusica están asociados a un aumento de los niveles
plasmáticos de PCR; en mujeres embarazadas, hacia el final de la gestación, se
elevan sus márgenes. Un índice de masa corporal –IMC- elevado, el síndrome X o
metabólico, y el síndrome de resistencia a la insulina (por implicación de los
adipocitos) se asocian con incremento de la PCR. Finalmente, tabaco, café y
enfermedad periodontal serían otros factores que pudieran estar implicados en
el ascenso de este reactante de fase aguda.
Por el
contrario, antiinflamatorios no esteroideos y corticoides pueden hacer
disminuir sus valores.
Cuándo se solicita una
determinación de PCR:
1. La actividad de un proceso
inflamatorio-infeccioso
2. La respuesta a un determinado tratamiento.
El médico debe ser plenamente
consciente de que esta determinación analítica no debe, en modo alguno,
sustituir a una correcta exploración física (dado que su aumento en sangre
puede preceder a la fiebre, el dolor u otros síntomas) ni a una adecuada
historia clínica.
Por lo tanto, la cuantificación de la
PCR en sangre permite la búsqueda de enfermedades inflamatorias-infecciosas
(reumáticas, intestinales, infecciones bacterianas graves) y/o la
monitorización de la respuesta al tratamiento del proceso –inflamatorio o
infeccioso-, puesto que la Proteína C Reactiva presenta una muy buena
correlación con la actividad de la enfermedad.
La PCR, así como la VSG, tienen una
cierta utilidad en el pronóstico, dado que una elevación persistente de ambas, puede
ser predictiva de una evolución tórpida de la enfermedad.
Determinación:
Un parámetro
analítico ideal debería reunir una serie de condiciones:
1. Tener unos límites bien definidos de
normalidad
2. Ser reproducible entre distintos
laboratorios
3. Ser sensible a las variaciones de la
actividad inflamatoria
4. No ser influenciable por otros
factores.
En la
realidad diaria de la asistencia médica, ningún factor atesora las
características descritas más arriba; sin embargo, la Proteína C Reactiva –y la
VSG- son las que más se aproximan.
Para
determinar la PCR, se procede a realizar la toma de sangre por venopunción,
generalmente en las venas de la flexura del codo. Se emplea un tubo de
bioquímica de tapón verde con heparina de litio o un tubo de bioquímica de
tapón rojo con gelosa.
Este
análisis no precisa ayuno previo.
Pueden
utilizarse varios métodos analíticos para determinar la Proteína C Reactiva:
ELISA, inmunoturbidimetría, aglutinación visual, inmunodifusión rápida o
nefelometría láser (para test de PCR de alta sensibilidad con niveles bajos de
proteína).
Los valores normales de PCR en suero de adultos deben ser
inferiores a 1 mg/dl. Concretamente en nuestro laboratorio de referencia
(Hospital Nuestra Señora de Sonsoles) el rango de normalidad comprende entre 0
y 0,50 mg/dl.
Unos niveles
aumentados serían indicativos de artritis reumatoide, fiebre reumática,
enfermedades autoinmunes, infarto agudo de miocardio, infarto pulmonar, rechazo
en trasplantes, traumatismos, quemaduras, infecciones bacterianas (las víricas
suelen producir niveles de PCR más bajos) o neoplasias.
PCR Ultrasensible:
Finalmente,
y de modo somero, realizaremos algún apunte sobre la Proteína C Reactiva
ultrasensible.
Con esta
prueba se miden concentraciones muy bajas de proteína en sangre; y usualmente
se solicita en personas aparentemente sanas para evaluar el Riesgo
Cardiovascular, dado que el incremento de sus niveles basales sería predictor del desarrollo de isquemia miocárdica en el futuro. Este aumento sería el reflejo del proceso inflamatorio que tiene lugar en el seno de la placa de ateroma, en la pared de las arterias coronarias.
Artículo publicado en la Revista Ávila en Salud ©
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Edita: Servicios de Atención Médica Integral XXI, SL (SAMI XXI). Director: Dr. Omar G. Guillermo H.
Mail: avilaensalud@samixxi.es / CIF: B05236625 / Depósito Legal: AV 130-2014 / ISSN 2386-8813 / copyright
Alberto García Cabello, en médico especializado en medicina familiar y comunitaria, también es médico especialista en análisis clínicos,, con ejercicio profesional en el SACYL, en la ciudad de Ávila, Castilla y León, España.
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la he utilizado en infecciones viricas con valor pronostico en la epidemia del ebola y vi que no solo cursa con altas concentraciones de PCR sino que son muy utiles para establcer pronostico, tal y como el articulo dice
ResponderEliminarExcelente aporte.
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