jueves, 29 de septiembre de 2016

UN MINUTO DE PENSAMIENTOS NEGATIVOS, ACOMPAÑADO DE IRA/MIEDO/REPULSIÓN MANTENIDA, PROVOCA SEIS HORAS DE BAJA INMUNIDAD.







Aún recuerdo la primera vez que monté en un carrusel, tenía 4 años. Si ahora cierro los ojos aún puedo revivir aquel momento. El olor a feria, la brisa en mis mejillas, mis manos sobre el palo y mis piernas sobre el caballo. Intranquilidad en el estómago y algo más, que ahora con mis conocimientos identifico como mezcla de alegría y miedo. Al ponerse en marcha de pronto se acentúa el miedo, ¿me caeré?, y ahora la alegría ¡qué divertido!. Miro a mis padres y su cara de tranquilidad hace que gane mi alegría al miedo.




CARRUSEL DE EMOCIONES
Por: Dra. Carolina Pérez Ramírez.
Revista Ávila en Salud

En mis cursos de Inteligencia Emocional cuento esta historia como metáfora de las emociones y de su impacto en nuestra vida.
Emoción, del latín emotio hace referencia a “hacer mover”. Podríamos decir que emoción es “algo” que te mueve de tu estado habitual hacia otro.
El tiovivo como la vida misma nos ofrece muchos caballos donde subirnos. En cada experiencia que vivimos se nos oferta uno y podemos elegir entre aceptarlo o cambiarlo por “el de siempre” o experimentar con uno nuevo. Puedes decidir en qué caballo emocional vas a subirte hoy. Hay cinco y sus nombres son Alegría, Aversión, Miedo, Tristeza e Ira. Todo dependerá de cómo interpretes la experiencia no de la experiencia en sí.
Cada día al despertar amanecemos con una emoción dependiente de los sueños que hayamos tenido, lo que hayamos cenado la noche anterior, los sonidos y luces del momento y sobre todo la cascada de pensamientos que iniciamos nada más abrir los ojos y que ponen en marcha la liberación en nuestro cerebro de sustancias que tienen repercusiones en nuestro cuerpo y estado de ánimo. 
Respirar hondo y distinguir qué caballo amanece con nosotros es fundamental para poder elegir otro que nos sea más útil.
Me gustaría que me acompañaras en este experimento: busca un momento de tu vida donde te hayas enfadado mucho, otro donde hayas sentido mucho miedo y un último donde hayas experimentado mucha alegría. Cierra los ojos, recrea el momento como si estuvieras ahí y luego escribe todo lo sentido en tu cuerpo con cada recuerdo.
Con el enfado tu cuerpo se tensa, tu frecuencia cardíaca y respiratoria aumentada, sudor caliente y una cascada de pensamientos de destrucción masiva puede aparecer en tu mente.

Con el miedo, el cuerpo se contrae, la respiración y el corazón se aceleran, aparece sudor frío, boca seca, molestias gastrointestinales y tiemblan las manos y la voz una sensación de querer escapar o desaparecer.
Con la alegría aparece bienestar, placer, y algo agradable en el pecho, la respiración y el corazón se acompasan, una gran sonrisa en tu rostro relajado y sensación de flotar mezcladas con ganas de saltar, bailar y cantar.
Con este ejercicio has podido darte cuenta de cómo las emociones se expresan en tu cuerpo. Cada emoción provoca una liberación de sustancias que desatan cambios en nuestro cuerpo, condicionando nuestra percepción de la realidad y por ende nuestro comportamiento. Somos esclavos de las emociones hasta que aprendemos a “cabalgarlas” y gestionarlas.
Al recuperar recuerdos, activas de forma “manual” la cascada neuroquímica y dotas de vida las experiencias del pasado. Prueba a imaginar un limón en tu boca. No está pero las sensaciones son las mismas.
Si continuamente revives las situaciones de miedo y enfado, la cascada neuroquímica emocional se desbordará instalándose casi permanentemente. Experimentarás la vida con “gafas distorsionadas” y sufrirás en tu cuerpo los efectos devastadores de las mismas. El miedo crónico provoca ansiedad, preocupación y pánico. La tristeza se instala como depresión y la ira provoca enfermedades cardiovasculares (hipertensión, infartos cardíacos y cerebrales). El final es un estado de inmovilidad física y mental que te secuestra dejando de vivir, empezando a morir en vida. 
Un minuto de pensamientos negativos, acompañado de ira/miedo/repulsión mantenida, provoca seis horas de baja inmunidad. Un minuto de pensamientos positivos acompañado de alegría provoca veinticuatro horas de alta inmunidad.
Decide en cada experiencia de vida qué caballo emocional vas a elegir, cabálgalo con consciencia, genera nuevas oportunidades de crecimiento y bienestar para ti y los tuyos y recuerda que aquello que vivas o imagines el cerebro no lo distingue. Para él siempre será real.

Artículo publicado en la Revista Ávila en Salud © ‎Edita: Servicios de Atención Médica Integral XXI, SL (SAMI XXI). Director: Dr. Omar G. Guillermo H. / Depósito Legal: AV 130-2014   / ISSN 2386-8813 / copyright.   http://revista-avila-en-salud.blogspot.com.es/


La autora de este artículo es la Dra. Carolina Pérez Ramírez, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, Experta en Inteligencia Emocional, Coaching y PNL.
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