domingo, 9 de abril de 2017

HABLEMOS DE LA ENFERMERÍA BASADA EN LA EVIDENCIA (EBE)






La utilización consciente, explícita y juiciosa de la mejor evidencia clínica disponible para tomar decisiones sobre el cuidado de cada paciente.

Por. Carmen María Navarrete Gómez
Enfermera Especializada en Urgencias y Emergencias /  Educación Sanitaria. 
Revista Ávila en Salud


El origen y base en la que  se  apoya  la  Enfermería Basada en la Evidencia (EBE), lo encontramos  en la Medicina Basada en la Evidencia, cuya definición descrita es «la utilización consciente, explícita y juiciosa de la mejor evidencia clínica disponible para tomar decisiones sobre el cuidado de cada paciente». Por lo que, EBE podemos definirlo como la búsqueda sistemática de una respuesta basada en la investigación, útil y pertinente para la práctica del profesional de enfermería considerándose un enfoque reflexivo e  interpretativo.

Surge como un medio para que el profesional de enfermería sea capaz de hacer frente a los diversos retos que surgen en nuestro día a día, y está fundamentada en cuatro pilares:

• La investigación científica y el continuo avance; aporta la mejor evidencia para realizar una determinada intervención.
• La experiencia del profesional, que permite la toma de decisiones acertadas en las diversas situaciones que se plantean.
• La preferencia y los valores de los usuarios con el fin de ofrecerle la mayor calidad asistencial.
• Los recursos disponibles así como los instrumentos que valoren la validez de las intervenciones.
 
En definitiva, la EBE es un proceso donde aquellos problemas reales y potenciales que afectan la salud de nuestros pacientes se presentan como preguntas, cuya respuesta se busca y evalúa a partir de los resultados de las investigaciones más recientes, sirviendo para tomar las decisiones pertinentes para mejorar el proceso de salud del usuario. Es necesario tener en cuenta los resultados obtenidos de la investigación e integrar el resto de componentes como la experiencia clínica profesional, los recursos, etc. Metodológicamente este modelo se estructura en cinco etapas:

1. Formulación de preguntas clínicas.
Esta pregunta surge en el día a día del profesional y tiene una naturaleza práctica. Pone en duda lo que se hace y cómo se hace. Se formula la pregunta derivada del problema, duda o incertidumbre que deseamos resolver. Debe identificarse claramente la persona, población o situación problema, la intervención habitual que se daría frente al problema, la nueva intervención a considerar y por último el resultado esperado.

2. Localización de la información.
Las fuentes de información que tenemos a nuestro alcance son el lugar donde buscar la mejor respuesta a las preguntas planteadas (libros, publicaciones periódicas, bases bibliográficas, bases de información específicas, internet, guías de práctica clínica, etc.). Las evidencias científicas obtenidas pueden ser de nivel primario o de nivel secundario. Estas a su vez se clasifican y jerarquizan en forma descendente según su fuerza y evidencia.

3. Contextualización.
Lectura crítica: No aceptar como válido todo lo que leemos. Es necesario seleccionar la información válida, de ahí la necesidad de una lectura crítica. Se trata de un proceso en el que se evalúa el diseño y la metodología de un estudio, la calidad de los datos y se analizan e interpretan los resultados.

4. Implementación.
Una vez que disponemos de la información necesaria que responda a la pregunta clínica, es necesario la implementación de las evidencias en la práctica, con el fin de mejorar la calidad de los cuidados. Siempre hay que tener presente y en consideración las preferencias del usuario al que va dirigido.

5. Evaluación.
Paralelamente a la fase anterior, trataremos de comprobar si ese cambio que hemos introducido en la práctica es efectivo y proporciona mejores resultados que la intervención que realizábamos previamente. En algunos casos será necesario hacer comparaciones de coste-efectividad.
La aplicación de la EBE permite el desarrollo de la investigación, ya que convierte dudas planteadas en la clínica, en problemas de investigación a los que buscar una respuesta óptima. Estos conocimientos obtenidos de la investigación en enfermería son luego utilizados en la práctica diaria al crear guías y protocolos de atención que permiten mejorar los cuidados y que estos sean óptimos en todos los niveles de atención en salud. La evidencia científica en enfermería nos permite cambiar la realidad asistencial en base a argumentos sólidos y bien informados.

Es un medio que por excelencia permite difundir la voz de la enfermería en nuestro sistema de salud y a su vez mejora la práctica asistencial y el cuidado de las personas a las que atendemos diariamente. Es el instrumento que debemos utilizar para cambiar algunos de los problemas que se plantean en nuestra práctica,
con ello, contribuimos al avance, a la mejora y calidad del cuidado del paciente, que al fin y al cabo es nuestra prioridad.


Artículo publicado en la Revista Ávila en Salud © ‎Edita: Servicios de Atención Médica Integral XXI, SL (SAMI XXI). Director: Dr. Omar G. Guillermo H. / Depósito Legal: AV 130-2014   / ISSN 2386-8813 / copyright.   http://revista-avila-en-salud.blogspot.com.es/www.RevistaAvilaenSalud.com
La autora de este artículo es Carmen María Navarrete Gómez, es Graduada en Enfermería, Master en urgencias y Emergencias, Master en Educación, actualmente con ejercicio profesional en ambulacias UVI y formación para la JCYL. 

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